Thursday, May 24, 2007

Vacío

Vacío...

Me siento tan vacío como el mundo... Como el aire.

No siento nada. La gente a mi alrededor pasa. Sus vidas pasan junto a la mía, y no me meto en ellas, ni dejo que se metan en la mía...

A fuerza de apartar a los demás de mi lado, me estoy convirtiendo en la sombra de una persona.

Mi familia, amigos, compañeros de trabajo... No dejo que nada se acerque demasiado a mi.

Tengo miedo. Miedo de ser yo mismo. De quitrme la careta. Nada de lo que digo me parece inteligente. Cada frase que sale de mi boca, analizada después de hacerlo, me parece una estupidez. Cada vez son menos las personas que valoran mis palabras. Cada vez las valoro menos yo.

Cada vez son menos las personas que me consideran imbécil. Cada vez más me considero imbécil yo mismo.

Me voy sumiendo poco a poco en la nada. En el olvido...

¿Qué pasa? ¿Espero algo?

Tengo todo lo que una persona de mi edad puede querer, y aún así, me falta algo. ¿Es la felicidad tan inalcanzable como el horizonte?

Este mismo texto me parece otro producto más de una mente más, que se cree angustiada sin estarlo. Nada nuevo bajo el sol. Totalmente innecesario.

Desprecio. Duda. Inseguridad. Apatía. Indiferencia. Indiferencia. Indiferencia.

Mañana amanecerá.

¿Importa?

Monday, October 30, 2006

El mundo y sus derrotas

Hay una famosa cita que siempre he usado en mi relación con el resto del mundo. No la recuerdo literalmente, pero dice aproximadamente:

"Si una persona te falla una vez, es culpa suya. Si te falla dos veces, es culpa tuya".



Siempre he tenido la tendencia de confiar en que el concepto de amistad que yo tengo, es el mismo que deberían tener aquellas personas a las que llamo amigos. Por eso cuando espero un cierto comportamiento de un amigo, y este comportamiento se ve defraudado, tiendo a dudar de su grado de amistad.

En mi ceguera y estupidez, tardo en comprender que sencillamente, cada persona tiene un concepto distinto de lo que significa la amistad. Es por ello que cuando un amigo "me falla" (según mis cánones de lo que debería hacer un amigo), al principio me sienta mal, me da rabia, pero al tiempo, asimilo el error. Añado el comportamiento "erróneo" a los comportamientos que han de esperarse de esa persona, y mi concepto sobre ellos, cambia. Así, en el futuro, ya sé lo que puedo esperar de cada persona de mi mundo, y lo que no, sin que actos similares me puedan sentar mal.

Sin embargo, no puedo evitar considerar en el fondo de mi mente, que nunca podré ser amigo de una persona cuyo concepto de amistad no sea el mismo que el mío. Es, en el fondo, un tipo peculiar de intolerancia. Otro de mis errores que añadir a la lista.

Cada vez que me pasa esto (y ya me ha pasado unas cuantas veces) lo siento como otra derrota de mi vida...

A todos aquellos con los que me ha pasado, mis condolencias...

Friday, July 28, 2006

Para ti

Es curioso.

Cada vez que me acuerdo de ti, pienso sólo en las cosas que te hacen maravillosa. Recuerdo que cuando te conocí, no podía creerte. Para mi, eras un ideal, una ilusión. Recuerdo que conocerte me hizo reconsiderar la existencia de un Dios, ya que encontrar a alguien que se ajustase tanto a mi ideal de mujer sólo podía ser algo sobrenatural. Tu pelo, brillante, abundante, como el de un león salvaje, me atontaba. Tus ojos, claros y esquivos, me volvían loco cuando se negaban a mirar los míos. Pero no solo tenías la belleza de un un ángel de Boticelli o de Vermeer. Lo que más me gustaba era tu personalidad. Silenciosa. Incisiva. Apasionada. Luchadora. Nos interesaban muchas cosas comunes. Eras todo lo que siempre quise. Me gustaban tanto tus enfados como tus carcajadas. Compleja y sencilla a la vez. Con una rica vida interior y que no se dejaba encandilar con la superficialidad reinante.

Empezamos siendo amigos tímidos, preguntando pocas cosas. Pasando tiempo juntos y comentando aficiones. Hemos llegado a reirnos y a pasarlo bien. Hasta que un día, decidiste dejar de considerarme un amigo. ¿Sería miedo al darte cuenta de que yo te consideraba alguien especial? ¿Miedo a herirme? ¿Sería algo que dije? ¿Sería mi forma de ser? ¿Serían todas esas cosas? Da igual. Lo importante es que dejaste de hablarme de la misma manera. De tenerme tanto en cuenta. De tenerme en tu círculo de confianza. Recordar eso es recordar amargura. Una derrota de las amargas.

Pero aún hoy, cuando pienso en ti, no recuerdo esas cosas. Recuerdo que me sigues pareciendo maravillosa y especial en medio de un mar de mediocridad. La gente como tú es la que hace que el mundo no vaya a peor. No cambies nunca. Eres única.

Un beso. Un recuerdo.